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PROTEGER EL PAISAJE FRENTE AL LUCRO DESMEDIDO

El único modelo de desarrollo que entienden nuestros gobernantes es el del crecimiento económico descontrolado, continuar explotando nuestros recursos como si no hubiera un mañana. Siguen sin querer oír lo que la comunidad científica y el sentido común clama; la necesidad de un desarrollo sostenible para vivir dignamente y legar un planeta digno a las futuras generaciones.

Pero como no podía ser de otra manera, los políticos, banqueros y empresarios sin escrúpulos, intentan enmascarar sus atropellos tiñéndolos de verde. Esto es lo pretenden hacer con el valle de la Canal Roya y Castanesa en el Pirineo aragonés.

A petición de la Diputación Provincial de Huesca y la Mancomunidad del Rio Aragón, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de España ha adjudicado fondos de la Comunidad Europea por valor de 50 millones de euros para 4 proyectos dirigidos al turismo del esquí. La paradoja es que este dinero proviene de los fondos Next Generation de la Unión Europea destinados a proyectos de desarrollo turístico sostenible. Además, este dinero es sólo la mitad de lo presupuestado para hacer las obras, el resto se completa con dinero público (unos 40 millones de euros, siempre que no haya sobrecostes).

Las actuaciones previstas más graves se localizan entre Astún y Formigal, y en Fonchanina (Montanuy). En la primera se pretende la construcción de 4,3 km de dos líneas de grandes torres metálicas en laderas y valle con telecabinas para la unión de las estaciones de Astún y Formigal, la construcción de una estación intermedia en el propio valle y la construcción de una carretera de evacuación a través del valle hasta la carretera N330a. Esto supone alterar gravemente la morfología del valle glaciar de Canal Roya y de los ibones de Anayet, de alto valor paisajístico y ecológico y que está pendiente de aprobación como Parque Natural. En el segundo caso, se trata de construir una carretera para unir Fonchanina (pedanía de Montanuy) con el frente de nieve de la ampliación de la estación de esquí de Cerler. Este lugar es emblemático por ser una zona de especial interés para la conservación del quebrantahuesos, urogallo, perdiz nival, oso,…porque a veces se nos olvida que la fauna y la flora están ahí, y ellos son los auténticos propietarios, aunque algunos ojos no lo vean.

 

Ambos proyectos echan por tierra todos los objetivos de mitigación del cambio climático, uso sostenible y protección de recursos hídricos, protección y recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas y además, supone:

  • Invertir un total de 90 millones de euros en una actividad condenada a su desaparición a corto plazo. Según los modelos climáticos creados para el Pirineo, el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático concluye que en el 2050 el espesor de la nieve para estas estaciones de esquí va a disminuir al menos, un 50% respecto a la media de 1980-2010. Además, producir nieve artificial es muy caro, se necesita mucha energía, que además emitirá más CO2, que contribuirá a acelerar el cambio climático. Esa nieve difícilmente permanecerá ya que hará más calor. Y para producir nieve se necesitará más agua ¿de dónde se sacará si apenas nevará? Habrá que construir más balsas de almacenamiento, lo que supondrá una mayor destrucción del paisaje y la alteración del drenaje superficial y subterráneo.

 

  • Favorecer la desigualdad económica con otros valles pirenaicos más deprimidos y abandonados ¿Por qué no destinar ese dinero a estos valles para que sus gentes puedan desarrollar un modelo de vida realmente sostenible? Los valles que cuentan con estaciones de esquí son suficientemente ricos. ¿No hay límites? ¿Todo vale con tal de ser aún más rico?

 

  • Priorizar las inversiones en turismo de esquí sobre otras necesidades básicas como sanidad. En Escarrilla y Canfranc se han eliminado los Puntos de Atención Continuada que facilitaban asistencia sobre todo a gente mayor y que ahora deben desplazarse hasta Jaca y Biescas, con la sobrecarga que supone para los sanitarios que cuentan con poco personal y pocas ambulancias.

 

  • Desviar al menos 40 millones de dinero público de otras partidas. No es difícil imaginar de dónde saldrá: sanidad, educación, bomberos forestales,…

 

Diría que me da tristeza, pero lo que me produce, es una profunda rabia e indignación este abuso, esta falta de sensibilidad, esta ignorancia tan vergonzosa.

¿Cómo puede ser que un puñado de personas se sientan legitimadas para apropiarse de la naturaleza pirenaica, un bien común de toda la humanidad, y modificarla y destruirla a su antojo?

¡Podemos parar este despropósito! ¡Hazte oír! Manifiesta tu repulsa a estos proyectos!

Lola Frago

Geóloga, docente y montañera